Intervenciones Asistidas con Perros en la Tercera Edad

La situación física y mental de nuestros mayores no depende sólo de la edad. Puede suceder que una persona de 90 años goce de una excelente forma física y buen estado mental (memoria, razonamiento, autoestima, etc.), y otra con 70 padezca trastornos con diferente grado de afectación, a veces muy severos.

Es un hecho que la esperanza de vida ha aumentado. Según datos publicados por el periódico Expansión, en España en el 2021 la esperanza de vida en mujeres fue de 86,2 años, y en los hombres de 80,3. 

Los adultos mayores pueden sufrir problemas físicos y mentales que es preciso reconocer, y aunque la mayoría de las personas mayores tienen una buena salud general, muchas corren el riesgo de presentar:

-Trastornos mentales y enfermedades neurológicas.

-Patologías óseas: artrosis, osteoporosis.

-Deterioro de los sentidos: pérdida de visión, hipoacusia.

-Alteraciones endocrinas: sobrepeso, diabetes.

-Problemas de consumo de sustancias.

Por otra parte, a medida que envejecemos aumentan las probabilidades de que padezcamos varias afecciones al mismo tiempo.

Todos estos trastornos pueden empeorar notablemente la calidad de vida de nuestros mayores, no sólo porque padezcan dolores, pérdida de habilidad y/o deterioro cognitivo, sino porque todo ello genera una sintomatología emocional que puede manifestarse con depresión, apatía, baja autoestima, estrés y aislamiento.

Las intervenciones asistidas han demostrado tener un efecto beneficioso y mejoran notablemente esta sintomatología. Es por eso que se emplean cada vez más en residencias y centros de día. Además, sus efectos «curativos» son visibles no importa cuál sea la patología o condición de la persona que participa en las sesiones.

¿Y cuáles son esos efectos beneficiosos? Te mencionamos 10, pero la lista podría ser mayor:

  • Aumento de interés: el hecho de que un perro entre en la residencia despierta el interés de la persona mayor, que tendrá más predisposición a realizar actividades.
  • Estímulo de la memoria: el contacto con el perro puede reactivar vivencias del pasado.
  • Mejoría en el estado de ánimo y la autoestima: los perros interaccionan con cualquier persona sin importar su edad ni condición, no juzgan, aman incondicionalmente.
  • Reducción del estrés y disminución de la presión arterial: el perro tiene el poder de activar la producción de  hormonas como la serotonina. La serotonina regula su estado de ánimo y sus habilidades sociales y reduce los niveles de estrés, y esta reducción favorece la disminución de la presión arterial. 
  • Estimulación de la mente: los animales, en este caso los perros, llaman la atención de los participantes en las intervenciones proporcionando un estímulo mental a través de los sentidos.
  • Favorece el ejercicio físico: jugar y realizar actividades con el perro fomenta que se haga ejercicio físico que sin el efecto motivador del animal no se realizaría.
  • Interacción social: las actividades con los perros favorecen que haya interacción con otras personas que también viven en la residencia, o con el personal sanitario del centro.
  • Favorece el buen humor: jugar con el perro es divertido, por lo que inevitablemente suceden momentos de risas. Esto genera una sensación de bienestar que ayuda a superar la depresión.
  • Menos medicación: se ha visto que los usuarios de diferentes programas de intervenciones asistidas han llegado incluso a reducir su medicación crónica. El perro por sí solo no cura, pero es un complemento ideal en cualquier terapia sobre todo a nivel emocional.
  • Aumento del sentimiento de responsabilidad: en las intervenciones se realizan actividades encaminadas a favorecer el sentido de la responsabilidad, realizando por ejemplo tareas de cuidado del perro o de paseo cuando es posible.

En resumen, las intervenciones asistidas con perros, y con otros animales, consiguen fortalecer a nuestros mayores a nivel físico y cognitivo, y nos ayudan en nuestro principal objetivo: mejorar la calidad de vida de las personas.