Cómo los perros pueden transformar la vida de las personas con Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, el comportamiento y la capacidad de comunicación. Con el tiempo, las personas que la padecen pueden olvidar quiénes son sus seres queridos, desorientarse incluso en lugares familiares y perder habilidades básicas. Todo esto provoca un profundo aislamiento emocional, lo que a su vez puede generar depresión y ansiedad.

Aquí es donde los perros entran en juego. La interacción con ellos tiene un impacto positivo inmediato:

  • Generan momentos de alegría y relajación.
  • Estimulan la comunicación, incluso en personas que han dejado de hablar con frecuencia.
  • Ayudan a disminuir el estrés y la ansiedad.
  • Despiertan recuerdos y emociones que parecían olvidadas.

Además, algo fundamental en esta enfermedad es mantener rutinas, y el hecho de que un perro esté presente en la terapia motiva a los pacientes a participar más activamente en actividades programadas.

¿Cómo ayudan los perros en la terapia?

Un perro de terapia no es solo un perro bien entrenado, es un facilitador emocional. Su simple presencia puede cambiar la dinámica de un lugar y generar una respuesta en los pacientes.

1. Estímulo sensorial y conexión emocional

Muchos pacientes con Alzheimer muestran una gran respuesta al tacto y al contacto visual. Acariciar a un perro, sentir su respiración y su calor, puede despertar emociones y recuerdos. Algunos pacientes que no suelen interactuar con otras personas sonríen, miran a los ojos del perro e incluso lo llaman por su nombre.

2. Mejora de la comunicación

En las sesiones de terapia asistida con perros, los pacientes son alentados a dar instrucciones simples al perro, como “siéntate” o “ven aquí”. Esto no solo mejora la comunicación verbal, sino que también fortalece la autoestima, ya que el paciente ve que el perro responde a su voz.

3. Reducción de la ansiedad y la agitación

El Alzheimer puede provocar momentos de agitación, nerviosismo o incluso episodios de agresividad. Aquí es donde los perros hacen su magia: con su energía tranquila, ayudan a calmar a los pacientes y reducir esos episodios. No es raro ver cómo alguien que estaba inquieto se relaja solo con la presencia del perro a su lado.

Casos reales: cuando un perro se convierte en el mejor aliado

En Margarita Morada hemos visto historias maravillosas en las que los perros han logrado cosas que ni los mejores tratamientos médicos pueden conseguir. Personas que llevaban días sin hablar, de repente dicen el nombre del perro. Pacientes que parecen estar desconectados, pero que reaccionan con una sonrisa cuando un perro se acerca a ellos.

Y esto no solo beneficia a los pacientes, sino también a sus familias. Ver a un ser querido con Alzheimer disfrutar, aunque sea por unos minutos, es un regalo invaluable.

Un futuro con más perros en terapias

Afortunadamente, cada vez más hospitales, residencias y centros de salud están incorporando terapias asistidas con perros en sus programas. En España, hay iniciativas como  el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona que ya en 2012 puso en funcionamiento el programa de intervenciones asistidas con perros en pacientes pediátricos, o el Hospital Materno Infantil de Málaga, donde los perros están ayudando a niños en tratamiento oncológico a afrontar sus terapias con una actitud más positiva. También en algunas residencias de mayores, donde los perros se han convertido en parte del equipo de atención.

En Margarita Morada, no solo creemos en la terapia asistida con animales, diseñamos programas de intervención con perros adaptados a cada paciente, porque sabemos que cada persona es única. Nuestros perros no son solo acompañantes, son parte del proceso terapéutico.

Trabajamos con personas con Alzheimer, pero también con otras condiciones como:

  • Trastornos del espectro autista.
  • Ansiedad y depresión.
  • Niños con dificultades en el desarrollo.
  • Personas en rehabilitación física.

En todos estos casos, los perros se convierten en un puente de conexión con el mundo.

El impacto es claro: los perros tienen el poder de transformar vidas. Y en Margarita Morada, queremos seguir llevando esa transformación a más personas que lo necesiten.

Conclusión: un amor que deja huella

No importa cuánto avance la ciencia, hay algo que seguirá siendo irremplazable: el amor incondicional de un perro. Y en el caso de las personas con Alzheimer, ese amor puede ser la chispa que ilumine su día, que les haga sentirse conectados, queridos y presentes, aunque sea por un instante.

En Margarita Morada lo vemos cada día y sabemos que un perro puede marcar la diferencia. Si alguna vez has visto cómo un perro puede cambiar el ánimo de alguien, ya tienes una idea de lo que pueden hacer en la terapia. Y si aún no lo has visto, te invitamos a descubrirlo con nosotros.