La depresión es un estado de salud mental que se caracteriza por tristeza, poca motivación, falta de interés en nuestras actividades de la vida diaria y bajo estado de ánimo y actividad en general.
Según la National Institute of Mental Health (NIHM) los dos tipos más frecuentes de depresión son:
- Depresión mayor: que se caracteriza por síntomas de depresión la mayoría del tiempo durante al menos dos semanas. Se ve afectada la capacidad para trabajar, dormir, estudiar y comer.
- Trastorno depresivo persistente: (distimia), suele incluir síntomas de depresión menos acusadas pero más duraderas. Se conoce también como distimia y puede durar más de 2 años.
Otras formas de depresión son las siguientes:
- Depresión reactiva: la causa una mala adaptación a cambios ambientales que generan situación de estrés.
- Depresión posparto o perinatal: la sufren las mujeres durante la gestación o después de dar a luz, generada entre otros factores por los cambios hormonales que se generan en estos periodos.
- Trastorno afectivo estacional: su aparición está relacionada con la estación del año en la que nos encontremos, siendo más frecuente en otoño.
- Otras alteraciones de la salud mental como la psicosis o el Alzheimer.
Las intervenciones asistidas con perros pueden ser de gran ayuda en tratamientos contra la depresión debido a que:
- Los animales aportan seguridad, no representan un desafío, ni un competidor y no juzga.
- El perro es un compañero incondicional, un aliado.
- Mejoran la autoestima y favorecen la generación de pensamientos positivos.
- Previenen el aislamiento social.
- El perro es un gran facilitador de la comunicación.
- Favorecen la liberación de oxitocina, hormona relacionada con la generación de sensación de bienestar.
Por todas estas razones, un proceso terapéutico apoyado por intervenciones asistidas con perros puede dar lugar a una evolución más rápida con progresos más notorios.