La «nariz» del perro

La nariz de nuestro perro, conocida como trufa, cumple como es fácil imaginar, dos funciones fundamentales: respirar y olfatear. Sin embargo, va mucho más allá que un «simple» aparato de respirar y pensamos que merece un capítulo de nuestro blog.

Se dice que la nariz del perro es el equivalente a su huella dactilar, ya que cada perro tiene una morfología y un dibujado únicos. En ciertos países incluso lo utilizan como sistema de identificación del perro, con fines parecidos al del microchip que utilizamos en España.

Los perros son capaces de respirar y olfatear de manera independiente. Se estima que la potencia de su olfato es de más de 10.000 veces superior a la del ser humano, debido a los millones de receptores olfativos que posee y a la presencia del órgano de Jacobson, que les permite un tipo de comunicación química (puede detectar incluso enfermedades). 

Con las enseñanzas adecuadas, gracias a su olfato los perros pueden detectar ataques de epilepsia o hipoglucemias de sus dueños minutos antes de que se produzcan, así como encontrar sustancias prohibidas, o ayudar al salvamento de personas desaparecidas.

Aunque suele ser negra, el color puede variar en función de la raza o de cada individuo. Es muy habitual verlas despigmentadas, o incluso que cambien de color con la época del año o con la edad. Pero también funciona como un indicativo de la salud del perro, ya que pueden detectarse problemas como alergias, fiebre, deficiencias vitamínicas o enfermedades más severas como el lupus.

La raza también influye en la potencia del olfato. Los perros con hocico más alargado, como el pointer, tienen el olfato más desarrollado que los perros de hocico corto, como el bulldog. También tienen mejor olfato los perros con orejas largas caídas, ya que al arrastrar por el suelo se favorece que los olores lleguen mejor a su hocico. Esto los hace muy buenos rastreadores, el ejemplo clásico es el basset hound.

El hecho de tener la trufa siempre húmeda facilita enormemente la capacidad de olfatear. Además, también favorece la eliminación de calor.En las intervenciones asistidas con perros la trufa también cobra importancia, ya que podemos emplear sus características en las sesiones donde queramos hacer ejercicios que actúen a nivel sensorial y cognitivo. Aunque debemos tener en cuenta, que hay usuarios que no se sienten cómodos al contacto con esta zona tan peculiar del organismo de nuestro compañero peludo.